Perderse en la montaña es más común de lo que parece. Algunos datos son realmente clarificadores: en el año 2019 el GREIM (Grupo de Rescate en Montaña de la Guardia Civil) realizó en el Pirineo Aragonés un total de 318 intervenciones con 421 personas rescatadas. Y es que muchas veces, a la hora de salir a la montaña, nos preocupamos por llevar una indumentaria correcta, comprar una mochila que se adapte a nuestras necesidades o buscar un calzado cómodo; pero nos olvidamos de lo más importante: la orientación. 

Un estudio de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) indica que un porcentaje muy bajo de montañeros sale al monte armado con un mapa y/o una brújula, apenas el 8%. Cada vez son más los que optan por el uso del GPS, pero no es lo mismo, ni suficiente. Y es que para poder convertirnos en montañeros autónomos y responsables capaces de llegar a nuestra meta sin exponernos a situaciones de peligro, es esencial saber manejar el mapa y la brújula.

A continuación, os dejamos algunas herramientas y consejos que no podéis dejar pasar en vuestras salidas senderistas. 

▪ Aprende a leer un mapa

Antes de lanzarse al monte con un mapa en la mano, conviene extenderlo sobre una mesa y observarlo detenidamente. El punto de partida para cumplir con la finalidad de la orientación es saber donde estamos para saber dónde vamos, pero también entender la leyenda, los símbolos, sus colores, sus líneas, su escala y, en definitiva, todo aquello representado sobre la hoja. 

Lo ideal será coger el mapa de una zona conocida, ver cómo se representa en el papel. Darse un paseo con el mapa sobre el terreno nos permitirá descifrar poco a poco la representación a escala. 

▪ Uso de la brújula

En una situación en la que las condiciones meteorológicas sean adversas o escasa visibilidad, será vital conocer los puntos clave del itinerario escogido y prever una retirada alternativa en caso de renuncia. Y es entonces cuando nos veremos obligados a tirar de brújula, con lo que esto implica: entender esta herramienta para poder trazar rumbos, calcular distancias, etc. Bien es cierto que es mucho más fácil manejar la brújula que aprender a interpretar correctamente un mapa, pero a la hora de orientarse todos los recursos que tengamos son buenos.

▪ El GPS, un gran invento 

Sí, el GPS es un gran invento, pero que puede convertirse en una trampa si no sabemos interpretarlo. En la actualidad con Google Maps es fácil. Solo hay que seleccionar un destino y la aplicación te muestra la ruta a seguir, pero lejos de caminos y pistas las indicaciones son mucho más aleatorias. Y, aunque la planificación de rutas en senderos se está desarrollando, todavía no es 100% fiable en todas partes ¿Qué hay que hacer entonces? Aprender a orientarse en un mapa, determinar la posición en la que te encuentras, la dirección de destino y el camino que te llevará hasta allí. 

▪ Estima tu velocidad de progresión 

La experiencia en la montaña debe llevarte a establecer puntos de referencia en tu ritmo y, así, poder estimar fácilmente tus tiempos de recorrido. De esta manera, si estás perdido a una hora de camino desde el último punto conocido; así pues, para ubicarte puedes dibujar en el mapa alrededor de este punto conocido un “círculo de incertidumbre” con un radio de cuatro kilómetros. 

▪ Nunca pierdas el norte

¿Guiarte hacia las estrellas? Bastante impreciso, pero bastante instintivo en cuanto te acostumbras. Y es que en nuestras latitudes todavía son visibles dos de las constelaciones principales: la Osa Mayor y Casiopea. 

Las dos últimas estrellas, extendidas cinco veces hacia arriba, encontrarán la Estrella del Norte. Mientras que Casiopea será de gran ayuda para localizar el Big Dipper y, así, encontrar el Norte. 

▪ Mantente conectado

En la montaña existen multitud de dispositivos para orientarse: GPS, brújulas magnéticas, aplicaciones de cartografía… Y, sobre todo, el teléfono móvil, un aparato al que jamás debe faltarle batería, por ello disponer de un cargador externo o un mini panel solar en nuestras salidas al monte es esencial. 

Y no solo eso. También hay que tener en cuenta la cobertura. A veces en la montaña la señal móvil es muy baja, por eso hay que asegurarse de cargar los mapas en caché o, incluso, tomar capturas de pantalla de las áreas por las que vas a moverte. 

▪ Busca puntos de referencia intermedios

En la fase de navegación con brújula, rápidamente nos encontramos con puntos de referencia intermedios. Una vez definida en el mapa la dirección de destino, sobre el campo, deberemos anotar los diferentes puntos característicos ubicados en esta dirección: un árbol, una montaña, una roca, etc. 

Esos puntos intermedios, una vez alcanzados, serán de gran ayuda para determinar que estás en el rumbo correcto. 

La orientación exige dedicación, entrenamiento, horas de ensayo y error, pero es un ejercicio absorbente, divertido y que concede al usuario un grado de autonomía que le permite disfrutar de la montaña.